Artículo creado por Beltrán Ferri, socio nº2
El otro día me encontré por el centro de Barcelona a un amigo que hacía tiempo que no veía. La alegría fue enorme, charlamos un ratito, no mucho porque yo llevaba un poco de prisa. Justamente iba a una cata del Barcelona Rum Club. Cuando le conté esto a mi amigo, él me dijo algo que no me dejó indiferente.
Me contó que había visto en mi Instagram las diferentes catas a las que había asistido yo y que también seguía al Barcelona Rum Club. Me contó que le parecía algo muy interesante y que en más de una ocasión había pensado en venir, pero que le daba miedo porque no sabía catar.
Yo en aquel momento, dije: “Stop, paren las rotativas”. ¿Cómo? No puede ser verdad, pensé.
Y le pregunté, “Pero, entonces, ¿te gustaría venir?”. Y él me dijo que sí, pero si supiera catar. Como es alguien a quien le tengo aprecio, decidí ponerle remedio a aquella situación. Catar es uno de los actos más hedonistas de la vida y nadie debería privarse de ello por creer que no sabe hacerlo. Así pues, dicho y hecho, aquí va un pequeño artículo práctico para iniciarse en la cata. “Va per tu, Xavi!!!“
Para empezar a catar tenemos que quitarnos de la cabeza la frase “yo no sé”, “yo no puedo”, como le pasa a mi amigo Xavi. Este artículo, al final, es un ejercicio de empatía, porque yo también he sido Xavi y he dicho “yo no puedo”, esas frases a partir de ahora las vamos a desterrar de nuestro vocabulario. A partir de aquí, ¡mente abierta!
Definición de cata
Primero de nada, joven padawan, tenemos que entender que una cata no deja de ser una foto sensorial de una bebida o de una comida. En nuestro caso, ron. Se trata de un ejercicio de opinión consciente. Partimos de un estímulo, que pasa por nuestros sentidos (vista, gusto y olfato) dando lugar a una sensación que nosotros percibiremos e interpretaremos, reconociéndolo dentro de nuestros archivos sensoriales. El ejercicio de catar es algo que se entrena, así que cuanta más práctica mejor. Ese es el secreto. Se trata de oler y de probar todo lo que caiga en nuestras manos, no solo ron, vino o whisky. Se trata de tener nuestra propia biblioteca sensorial para identificar aromas, sabores…
El siguiente paso es tener en cuenta que para una buena cata deben darse una serie de condiciones que ayudaran a que la hagamos mejor. Es importante, sobre todo si es una cata de destilados, que el alcohol no nos coja con el estómago vacío, tampoco empachados, pero nuestro objetivo es embriagarnos de los aromas y los sabores, no emborracharnos. Para catar necesitamos concentración, ya que debemos fijarnos bien en los atributos de aquello que estamos catando, por lo que si hay silencio y tranquilidad favorecerá este esfuerzo mental. Los horarios también son un factor a tener en cuenta. Normalmente, es mejor si estamos descansados y tranquilos, por lo que suele decirse que la mañana es el mejor momento para hacerlo. Al final, de lo que se trata es que nuestro cuerpo esté lo mejor y más receptivo posible. También es importante entender que tenemos unos umbrales de percepción y que cada persona tiene unos. Estos pueden variar en una misma persona dependiendo de diferentes razones. Por ejemplo, un día te puedes levantar medio resfriado y no percibir tanto. No pasa nada. No te ofusques. Los umbrales a veces van a días y es algo que puede variar. Cada persona es un mundo. No te compares. Si tú notas un aroma y tu compañero tres, no pasa nada. Lo importante es empezar a percibir cosas e ir catalogándolas poco a poco. Es una cuestión de fondo, la experiencia es un grado. Además, también influye la personalidad de cada uno a la hora de catar y de describir lo que notamos.
No menos importante a la hora de catar es que la sala o habitación donde catemos tenga una buena luz, si es natural mejor. También es importante tener una temperatura adecuada (22ºC) y una humedad intermedia. Además, sería deseable que fuera una sala sin olores y sin ruidos. Todo esto es para favorecer nuestra concentración.
Otros factores, no menos importantes, que pueden ayudar a una buena cata, es el orden en que se realiza la cata. Normalmente, por graduación alcohólica y por complejidad en escala de menor a mayor. Y, por último, como condición sine qua non para una buena cata es la copa, que es la herramienta fundamental para el catador.
¿Cómo catar ron específicamente (o destilados)?
Si hablamos de destilados, que son líquidos con una alta graduación, la copa adquiere una importancia vital. La copa tulipa, la catavinos… son buenas herramientas. Sin embargo, la copa snifter puede resultar nefasta para la cata. De la copa puede depender que el destilado se exprese en toda su plenitud y con todos sus matices, o que solo nos enseñe una patita. Quiero hacer énfasis en este punto, si podéis haced el siguiente ejercicio: coged un vaso normal, una snifter y una copa tulipa; poned el mismo destilado en las tres e id oliendo de cada una de ellas y probándolas. “Señoría, no tengo nada más que decir…”
Otro factor importante en la cata de destilados es la temperatura de servicio. Para un destilado la temperatura de servicio es entre 16 y 18 ºC. Si servimos el ron a mayor o menor temperatura afectará a la cata inhibiendo o destruyendo aromas y sabores.
Para la fase olfativa hay que tener en cuenta que estamos ante una bebida de alta graduación, por esto, lo que vamos a encontrar primero va a ser etanol. La clave radica en encontrar aromas más delicados que se encuentran detrás de él. Se recomienda oler poco a poco, de forma pausada y corta, porque el alto contenido alcohólico puede inhibir el sentido del olfato. Hay unos cuantos trucos del almendruco en esta fase para ayudarte: uno es tapar la boca de la copa con la mano y remover el líquido, apartar la mano y oler. Otro truquillo sería añadir un poco de agua (entre un 15 o 25% para sacar aromas primarios). Otro consejo sería vaciar la copa y oler, aunque parezca asombroso esto te puede ayudar a percibir aromas que no encontraste antes. Por último, otro truco es el de ponernos en la muñeca un poco de destilado, frotar y después oler (como se hace con los perfumes).
A la hora de catar, paciencia. Pasados unos minutos, el destilado nos puede decir muchas más cosas (oxigenación). Incluso, te recomiendo que no apures la copa y dejes un poco de destilado para comparar con el siguiente. Os resultará muy constructivo. Comparando se encuentran más matices.
Para la fase gustativa, lo mismo. Id poco a poco para que el paladar se vaya acostumbrando. Después, id aguantando el destilado unos 15 segundos, moviendo el líquido por todo el paladar para que llegue a todos sus rincones. Además, en ese tiempo el contraste térmico entre la temperatura del destilado y nuestra temperatura corporal abrirá sus aromas.
¿Cómo tomar apuntes sobre un ron para que jamás nos olvidemos de él?
Hacer una nota de cata no es más que describir aquello que nuestros sentidos ven, huelen y saborean. Es decir, verbalizar lo que percibimos. Para ello, la mejor forma de hacerlo es con orden y método. Os daré unos cuantos parámetros que os ayudarán a la hora de describir un ron. ¡Así que coged papel y bolígrafo, vuestra copa con un buen ron y vamos allá!
Empecemos por la parte visual. ¿Qué color tiene: amarillo, ámbar, caoba…? Observa el líquido sobre un fondo blanco y con una buena luz. No lo hagas con una luz de neón rosa, sino va a distorsionar tu percepción. Observa su aspecto, si hay algún poso o si es un líquido limpio. Además, si remueves la copa y miras tranquilamente sus paredes, verás que por donde ha pasado el líquido hay unas lágrimas, que nos podrían dar información sobre la graduación,añejamiento, azúcares añadidos…
Pasemos a la nariz. Poco a poco. Huele un poquito, y sin remover la copa, vuelve a oler. Busca ese aroma principal o predominante. Describe de lo más general a lo más concreto. Por ejemplo, si te huele a una fruta, a una flor…, dices que huele a fruta o a flor. Como mucho puedes afinar a decir que es fruta con hueso o flor blanca… Luego describe su intensidad. Puede ser un olor muy intenso, poco intenso o medianamente intenso. Y, finalmente, si lo identificas bien, especifica a qué fruta o flor blanca te recuerda, por ejemplo, melocotón o lirio. Busca una segunda impresión, remueve la copa y vuelve a oler poquito a poquito, deja que el destilado vaya abriendo su abanico de aromas y busca aromas más secundarios, no tan protagonistas. Y al igual que con el dominante descríbelo de lo más general a lo más concreto.
Ya en la boca, atento. Nada más entre en tu boca empieza la valoración. Las primeras sensaciones, debido a que en la punta de la lengua hay más percepción de dulzor, nos dirán si el destilado tiene una entrada agradable o tal vez más secante. Pasados los primeros segundos aparecen otras notas a tener en cuenta: como sensaciones ácidas o saladas, si tiene buen cuerpo o si es más ligero, si tiene una textura suave o notamos astringencias… También percibiremos sensaciones térmicas (temperatura), pseudotérmicas (calor proporcionado por el alcohol). Pero, sobre todo, percibiremos el aroma en boca, que son todos aquellos aromas más pesados y que no aparecieron en copa, pero que dentro de tu boca, a temperatura corporal, empiezan a aparecer.
Finalmente, una vez ha pasado el líquido, nos queda un recuerdo. A este recuerdo le llamamos postgusto, y no es más que una serie de aromas y alguna sensación amarga que tendremos que describir. Además, también deberemos decir si su duración ha sido corta, media o larga.
Para terminar, describiremos nuestra impresión final, las conclusiones que sacamos tras catar.
Et voilà! Nuestra ficha de cata ya estaría completa.
Es más fácil de lo que parece. No te ha de intimidar. Al final, se trata de catar una y otra vez siguiendo los pasos que te he contado.
Si haces una cata con nosotros por primera vez, el conductor de la cata ya te va guiando y entre todos los socios asistentes vamos describiendo. Además, si algo puedes aprender en el club es a disfrutar más de tu bebida. El ejercicio de la cata es una manera de hacerte más consciente de aquello que estás probando. Te ayudará a saber porque te gusta más o menos un ron y tener tu propio criterio. Y, por supuesto, pasar un buen rato entre amigos, que siempre se agradece. Así que ya sabéis, ya no hay excusas para venir un día a disfrutar al Barcelona Rum Club.
Salud socios 😉